Iglesia románica de Santa María
El trazado principal de la planta de este edificio se data hacia finales del s. XII, aunque pronto hubo que realizar reparaciones de la fábrica inicial obligadas por la escasa estabilidad del emplazamiento. Lo más significativo es el potente contrafuerte que se añadió en el siglo XIII y que todavía se conserva. Posee una sola nave con ábside circular; un friso ajedrezado, conservado parcialmente en el lado de la epístola, remite al ambiente del románico jaqués.
La iglesia de Santa María debió ser en principio la iglesia matriz del Valle de Ocón, privilegio que desde finales de la Edad Media compartió con la de San Miguel, también en La Villa. Se hallaba ubicada en un ángulo del recinto amurallado exterior del castillo, formando parte del sistema defensivo general.
La inestabilidad de la propia ladera provocaría continuos desperfectos, lo que explica que la iglesia no debió mantenerse abierta al culto más allá del s. XVI, quedando finalmente como única parroquia la de San Miguel.
Hasta la primera mitad del s. XX, los restos de esta iglesia fueron utilizados tradicionalmente como cantera de piedra para diferentes fines. Por eso, de ella sólo se conserva una parte del lateral, en el lado de la epístola, y el arranque de la cabecera, todo ello en una situación muy precaria. Los restos de Santa María, consolidados en dos fases (2014 y 2019) constituyen un elemento característico del perfil paisajístico de La Villa de Ocón.