María Solano regenta una casa rural en El Redal, junto a Fernando Trueba, su pareja. Nos invita, a través de esta entrevista, a realizar un viaje por el Valle de Ocón, un viaje literario, un viaje en el tiempo. Nos invita a su casa. A “Casa de la Condesa”.
-En vuestra web todo es poesía. ¿Suenan a poesía los días que pueden pasarse en el Valle de Ocón?
Nos gusta leer, nos gusta pintar y por eso nos gusta el Valle de Ocón. Sus paisajes, la tranquilidad que se respira, son muy inspiradores. El propio edificio donde habitamos nos da la tranquilidad necesaria para abordar los retos creativos que nos planteamos. Desde el arco de las estrellas con que nos recibe la “Casa de la Condesa” hasta los cuatro tilos del jardín, las estancias nos van narrando historias de personajes concretos que forman parte de nuestra historia.
-¿Cuál es vuestra vinculación con el Valle de Ocón?
Siempre hemos estado vinculados con El Redal de alguna manera. La familia de Fernando es oriunda del valle: su abuela paterna, Gloria Araoz, descendía de una saga de militares afincados en El Redal y oriundos de Oñate. Pasaban los veranos en una casa-torre que está a las afueras del pueblo. Cuando empezamos a salir, el primer lugar al que me trajo Fernando fue El Redal porque para él era su infancia y su divisa. Más adelante surgió la posibilidad de comprar esta casa e iniciar una vida acorde con nuestras aspiraciones vitales. Nos liamos la manta a la cabeza y aquí estamos. Se habla mucho de la “España despoblada” como un lugar en medio de la nada, pero para mí es tan cosmopolita como Nueva York. Hay gente de todas las nacionalidades. Siempre ocurren cosas extraordinarias: un nido en un árbol, un cuerpo de baile ruso en la piscina, unos mariachis haciendo una ronda… Te puedes convertir en Huckleberry Finn, Anna Karenina o Frida Khalo en cualquier momento. Hoy en día es más fácil estar solo en una gran ciudad que en un pueblo. Vivimos aquí y nos gusta. Es muy agradable.
-¿Qué es lo que más os gusta del Valle de Ocón?
Lo que más nos gusta del Valle de Ocón es su diversidad. Es un valle secreto y pequeño donde puedes pasar de la llanura a la montaña con sus correspondientes cambios paisajísticos en un agradable paseo. También descubrir de nuevo tu “tempo”, la medida real del tiempo, recuperar el ensimismamiento, la reflexión, el pensamiento. Las ideas se asientan, maduran, ya no eres un esclavo de la prisa. Son las estaciones las que marcan tu actividad, el clima, la biología, es como volver a la vida real.
-¿En qué estación del año os gusta más el Valle?
El otoño riojano es famoso por sus colores ocres y rojizos, pero la primavera es maravillosa. El verano es tiempo de reencuentros y de ocio. Hay gente que se queja de que el invierno es solitario, pero a mí me gusta recogerme ante la chimenea de la “Casa de la Condesa” con un buen libro o con mis amigos y una buena conversación en torno a una copa de Rioja. Me quedo con las cuatro, no quiero renunciar a ninguna.
-¿Qué rincón nos recomendaríais para leer, con calma, un clásico?
“Las aventuras de Guillermo”, un Tintín o cualquier aventura sobre un puente de madera en el parque de El Redal o en la alameda de Pipaona.
Una de romanos, “Quo Vadis”, “Los últimos días de Pompeya” o “Los asesinos del emperador” en Parpalinas o Partelapeña, claro.
Cualquier ermita servirá para “El nombre de la rosa”.
Ningún sitio mejor para leer “Cádiz” de Pérez Galdós que la plaza de la Constitución en La Villa Ocón.
“El Quijote” en el Molino de Ocón, naturalmente.
Para las noches estrelladas del valle: “El enamorado de la Osa Mayor”.
“Lolita” en las piscinas… Las posibilidades son infinitas.
-¿Y el rincón favorito que tenéis vosotros en La Casa de la Condesa?
“El jardín de los Finzi-Contini” de Giorgio Bassani es la novela ideal para mi rincón favorito de la casa, que como ya habréis intuido es el jardín de la “Casa de la Condesa.
Además, en cada habitación, un personaje histórico te invita a buscar tu propio rincón. Todas disponen de un lugar para la lectura y, por supuesto, libros ligados a la época en la que vivieron.
-Una frase que defina los momentos mágicos del lugar…
La sombra de los tilos del jardín de “Casa de la Condesa” da el sosiego necesario para sumergirse en la vida, en lo importante, y olvidarse por un instante de todo lo demás.